Luis montó un restaurante con tres socios. Uno puso dinero, otro era el cocinero estrella y él era “el de los números”.

Cuando fueron a comprar la maquinaria, el presupuesto se les fue al carajo en diez minutos.
Horno, plancha, abatidor, neveras, cortadora, fabricador de hielo… un festival de gastos.

Luis paró la reunión y dijo:
—Esto lo vamos a alquilar. Todo.

Se rieron.

El cocinero dijo que quería “sentir que los equipos eran suyos”.
El socio capitalista dijo que no quería “pagar una cuota eterna”.

Pero Luis no se bajó.
Y tenía razón.

¿Qué pasó?

• El local abrió dos meses antes de lo previsto. 
• No gastaron 30.000 €, gastaron 0. 
• Cuando algo falló (porque algo siempre falla), vino un técnico y lo arregló en 24 horas. 
• Y cuando cambiaron parte de la carta, cambiaron equipos sin soltar un euro más. 

A día de hoy, siguen alquilando todo.
Pero ahora con tres locales. Y todos dan pasta.

Lo que no ven los que compran

Comprar equipos es como comprarte una vaca para beber leche.

Al principio parece más barato. Pero después vienen:

• Reparaciones. 
• Repuestos. 
• Cambios de normativa. 
• Y el drama de tener que venderla cuando ya nadie quiere esa vaca. 

El renting, bien hecho, es como tener una vaca que da leche y viene con veterinario.

Y sí, lo hacen con Santa Sed

Luis lo hizo con Santa Sed. Y cuando montó el segundo local, no se lo pensó.
Le pusieron horno, lavavajillas, mesas frías, hasta una embasadora. Todo nuevo. Todo instalado. Todo con mantenimiento incluido.

Hoy dice que el mejor consejo que le dieron no fue sobre cocina, ni sobre precios, ni sobre marketing.

Fue:

“No compres. Alquila. Y dedícate a vender.”