Claudia lleva un pequeño restaurante familiar. Carta corta, producto fresco, todo casero.
Lo tenía todo bajo control… excepto el desperdicio.
Cada semana acababan tirando comida que no se usaba a tiempo.
Pescado, carnes, salsas. Una pena, y una pasta.
Hacía tiempo que pensaba en comprar una envasadora.
Pero entre la nevera nueva y la máquina de café, el presupuesto se había esfumado.
Hasta que un proveedor le soltó la frase mágica:
“¿Y por qué no la alquilas?”
Boom.
Al día siguiente tenía una envasadora en su cocina
🚛 Se la trajo Santa Sed
⚙️ Se la instalaron
🧠 Le enseñaron a usarla
💸 Y empezó a ahorrar desde el primer mes
- Pescados mejor conservados
- Preparaciones que duran más sin perder calidad
- Producción por lotes sin miedo al desperdicio
- Y más tiempo para cocinar sin preocuparse de la fecha de caducidad
Alquilar ≠ gastar. Alquilar = rentabilizar
La envasadora le cuesta menos de lo que tiraba en merma cada semana.
No se rompió el presupuesto.
No tiene que pensar en averías, ni en si compró la máquina equivocada.
Si un día necesita una más grande, la cambia.
Hoy Claudia lo tiene claro:
“Con lo que me ahorro en comida, la envasadora se paga sola. Y yo me ahorro los disgustos.”
Santa Sed strikes again
📦 Instalación incluida
🛠️ Mantenimiento incluido
📞 Soporte real (no el de “te llamamos en 72 horas”)
Y si algo falla, te lo solucionan sin dramas.
Eso también se llama rentabilidad.
Aunque algunos lo confunden con suerte.